La supervisión juega un papel fundamental para todo aquel profesional que ejerza como coach y quiera evolucionar personal y profesionalmente de manera constante. Se trata de un acompañamiento que contribuye, a modo de linterna, a que los coaches nos demos cuenta de cuáles son nuestras áreas de mejora y de qué herramientas y recursos son los que en cada caso nos van a ayudar a conseguir el crecimiento que queremos y necesitamos para desempeñarnos de forma efectiva.
De hecho, la supervisión en coaching beneficia tanto al coach supervisado, como a las personas que atienden profesionalmente y también al proceso y vínculo que construyen ambas partes.
Entre las múltiples ventajas que aporta la supervisión, una de ellas consiste en que permite valorar si el enfoque que se está dando al proceso de coaching por parte del coach es el adecuado, así como las acciones que se están implementando por parte de coach y coachee y las herramientas, recursos e instrumentos que se están utilizando.
Otro beneficio que es clave implica cómo a través de la supervisión el supervisado es capaz de aumentar su nivel de auto-consciencia, su auto-conocimiento como profesional del coaching, con la identificación de cuáles son sus fortalezas y sus áreas de mejora y de qué herramientas se puede servir para poder modificar esta situación.
Cualquier profesional del coaching ha pasado en el inicio y en el durante de su profesión por circunstancias limitadoras, y casos respecto a los que han aflorado conductas de bloqueo. En este tipo de situaciones la supervisión contribuye a identificar cómo afrontarlas de manera distinta para gestionarlas de la forma más efectiva posible.
También aporta un gran beneficio la supervisión en cuanto a que, a través del ejercicio de la profesión, el coach puede ir identificando por sí mismo en qué tipo de competencias es más hábil y en qué otras requiere de más entrenamiento; no obstante, la perspectiva distinta a la propia, esa mirada más neutra y objetiva que brinda un proceso de supervisión, posibilita identificar aspectos, en cuanto de capacidades, de los que igual el propio coach no era consciente, tanto en lo positivo, como en lo negativo, y que conviene que contemple o revise en sus procesos de acompañamiento.
Otro gran beneficio de un proceso de supervisión es que el coachee cuenta con el soporte de un profesional supervisor que le ayuda a darse cuenta de nuevas oportunidades de actuación que no había contemplado y también de un conocimiento y experiencia que no tiene y que necesita para desempeñarse de forma óptima. La supervisión propicia un escenario en el que el supervisado toma consciencia de la importancia de tener en cuenta aspectos éticos fundamentales en el ejercicio de su profesión.
En definitiva, cualquier de los beneficios citados anteriormente contribuyen a aumentar la auto-confianza del supervisado en el ejercicio de su profesión de coach, lo que va a contribuir a que tome mejores decisiones y avance en su carrera profesional en el coaching con rigor y solidez.
Mercè Moreno Moreno, autora
4hara®
Marcela S. Pereyra Rojas, Aldo Javier Prizmic Kuzmica